Nehodí sa? Žiadny problém! U nás môžete do 30 dní vrátiť
S darčekovým poukazom nešliapnete vedľa. Obdarovaný si za darčekový poukaz môže vybrať čokoľvek z našej ponuky.
30 dní na vrátenie tovaru
Nada más alejado del quehacer del historiador que la enquistadacostumbre de aferrarse a tópicos sancionados únicamente por larepetición, interesada o ignorante, de los mismos, y nada máspeligroso que la proyección sin cautela de una terminología actual alos hechos del pasado. De esos dos escollos se aleja con manifiestaresolución Alejandro Nieto en esta revisitación erudita y documentadade un periodo muy concreto y breve, pero definitorio de nuestrahistoria, las Costes Constituyentes de 1836-37.Porque esos años ?los primeros de la regencia de María Cristina deBorbón? suelen despacharse caracterizándolos con una vaguedadimpropia, que se deslizaba peligrosamente hacia el lugar común, quizápor el deslumbramiento producido por algunos de los hechos másresonantes, fácilmente reutilizables por la historiografíaideologizada: de la vuelta de los «afrancesados» a la Primera GuerraCarlista, la desamortización o el intervencionismo militar enpolítica? El profesor Nieto restituye la riqueza y complejidad de lahistoria política de la época con académica humildad, iluminandomatices y quiebros desconocidos o malinterpretados, redescubre que loque estaba en juego no se dirimía tanto en una lucha de moderados yprogresistas cuanto de las distintas fracciones del progresismo, entre ellas la templada, liderada por Juan Alvarez de Mendizábal, que marcó la vida política de aquellos años y alumbró la Constitución del 37?tan deudora y tan alejada a la vez de la de 1812?.Las esperanzas de este periodo, caótico, de transición, «de demolición sistemática de instituciones y de anuncio de muchas cosas», sevieron, sin embargo, truncadas en gran medida y la posibilidad de unaEspaña que, al menos políticamente, se pusiera a la altura de losregímenes europeos liberales y consolidara un sistema institucionalmoderno fue desaprovechada. El progresismo civil, que había abiertouna vía posible, acabó agostándose como flor de un día.