Nehodí sa? Žiadny problém! U nás môžete do 30 dní vrátiť
S darčekovým poukazom nešliapnete vedľa. Obdarovaný si za darčekový poukaz môže vybrať čokoľvek z našej ponuky.
30 dní na vrátenie tovaru
La venerable trinidad compuesta por sexo, drogas y rocanrol constituye a estas alturas un tópico próximo a la chuminada aun cuando StevenTyler se haya consagrado a los ejercicios trinitarios con un paroxismo sulfúrico capaz de disolver hasta los lugares más comunes. En lotocante al primer apartado podemos afirmar sin miedo a error queincluso los más consumados atletas genitales rinden sus humilladascabezas ante las acrobacias de nuestro héroe, cuyo inagotablerepertorio de incontinencias es motivo de estupefacción y, porsupuesto, de envidia. Con respecto al segundo baste decir que él mismo cifra en veinte millones los dólares dedicados a la adquisición delas sustancias ilícitas empleadas para conocer el éxtasis y, en varias ocasiones, el borde de la muerte. Las lícitas ni se computan. Eltercer sacramento se resume mediante un nombre que ha electrizado avarias generaciones y ha vendido unos ciento cincuenta millones dediscos: Aerosmith. Ese vendaval sonoro acumula ya cuarenta y cincoa?os, los suficientes para que su voz cantante haya tomado plenaconciencia de que es un cuerpo celeste situado en una órbitacompartida con, digamos, Keith Richards o el difunto Jimi Hendrix. Deacuerdo con los rituales de la galaxia, Steven Tyler ha tomado lapluma para contarlo todo (absolutamente) con tantos pelos y tantasse?ales que deja otras memorias roqueras convertidas en almibaradoscuentos de guardería. El resultado es este descaro, este desacatoobsceno en forma de libro.